No cabe duda que Lyon es una ciudad para recorrer a pie: admirar la fuente de la Plaza de los Jacobinos, visitar sus tiendas y restaurantes, sentir la presencia de los mercaderes, impresores y libreros del siglo XVI por la hoy llamada rue Merciere. Una vez realizado el primer paseo, hay que calmar sensaciones en acogedoras tabernas como el Café des Federations, famosa por sus tapas y platos de cerdo. Muchas de estas tabernas conservan el nombre de bouchons, lugares antiguos de descanso (con cuadras y paja para los caballos) devenidos en bares y tabernas desde hace dos siglos gracias a una curiosa tradición que sólo han sabido salvar los ciudadanos de Lyon.
Cuenta el propio Paul Bocuse que 1961 fue el año mágico, el año en el que comenzó su gran aventura gastronómica. Tras más de veinte años viviendo entre fogones fue elegido mejor cocinero de Francia y consiguió también su primera estrella Michelin. Desde entonces Bocuse es sin duda el Embajador de la gastronomía francesa y un artista en la cocina que convierte sus sueños en realidad porque como el mismo asegura, si uno es apasionado, todo es posible.
Historia y gastronomía
Y este modo de ver la cocina es el que se respira en Les Halles de Lyon, una visita obligada para todos aquellos que se acercan a esa bellísima ciudad francesa cargada de historia y de gastronomía. La historia de este grandioso mercado se remonta a 1859 cuando se decidió construir un mercado techado en el lugar donde desde hacía siglos se reunían los agricultores con los compradores para el intercambio de productos. La idea era facilitar el trabajo a los vendedores y hacer más cómoda la visita a sus clientes.
Sin embargo con el paso de las décadas este espacio, a pesar de haber cumplido su función como mercado, perdió actualidad, no solo por falta de espacio sino también por no reunir las condiciones higiénicas necesarias. Finalmente se tomó la decisión de demoler el mercado y construir uno nuevo ubicado en el cruce de las calles Garibaldi, Lafayette y Bonnel.
Tres estrellas Michelin
El nuevo mercado abrió sus puertas el primero de enero de 1971 aunque no fue hasta en 2006 cuando se convirtió en lo que es en la actualidad. Paul Bocuse tenía por aquel entonces sus tres estrellas Michelin y todos los premios gastronómicos imaginables, y era considerado como el «papá de la cocina». Las autoridades de Lyon, viendo la necesidad de dar un empuje a dicho mercado, decidió darle un aire de elegancia aprovechando el tirón de la gastronomía actual, no solo en Francia, sino en Europa en general y Paul Bocuse no tuvo ningún inconveniente en estampar su nombre.
Hoy en día este espacio tiene 13.500 m2 distribuidos en tres plantas aunque la visita se ciñe sobre todo a la plana baja donde hay 56 establecimientos entre restaurantes, bares y puestos con auténticos productos gourmet, al margen de los mejores productos del mercado del día a día. Además hay espacio para la celebración de congresos gastronómicos y también de cursos, de cata de vinos y de alta cocina que están abiertos al público. Merece la pena visitarlo ya que a lo largo de todo el año se celebran también todo tipo de eventos relacionados con la gastronomía en general.
Conocimiento de primera mano
Como curiosidad decir que más del 95% de las tiendas de este mercado son de los propietarios de los negocios. Ellos saben muy bien acerca de sus productos, por lo que nos pueden asesorar a la hora de comprar, además existe un alto grado de contacto entre los comerciantes y sus clientes. En primer lugar, se trata de empresas locales, algo que gusta a los clientes y por ello llegan hasta este mercado.
Les Halles de Paul Bocuse permanece abierto al público entre las 7:00 de la mañana y las 22:30, entre semana, y hasta las 16:30 los domingos. Los lunes cierra por descanso.
Fotos: Rafael Calvete A. de E.