En la cata se pudieron apreciar 14 grandes vinos blancos y tintos con la excelencia como denominador común
Qalidès, la asociación de bodegas que defiende el carácter y la cualidad de los vinos del Penedès, el pasado 13 y 20 de noviembre organizó una cata insólita por su excepcionalidad. Bajo el nombre de “tast de vins impossibles” en el espacio dedicado a los vinos catalanes Vins & Co en Barcelona, se pudieron catar 14 grandes vinos representantes de las bodegas de la asociación, repartidos en dos sesiones y de la mano del wine writter Zoltan Nagy. De los 14 vinos destaca que son muy diferentes entre ellos pero a la vez todos tienen una filosofía común que comparten las bodegas y las personas que hay detrás de cada botella de vino.
La diversidad podría ser el hilo conductor de los 14 vinos que se pudieron catar, con el denominador común de la excelencia en todos ellos. “cada vino destaca en algún aspecto, ninguno se hace sombra entre ellos y están en su sitio” remarcaba el wine writer Zoltan Nagy, que subrayaba la excepcionalidad del Penedès por ser una región vitivinícola donde se pueden encontrar viñas prácticamente a nivel del mar y hasta a 800 metros de altitud. Fruto de este territorio con tanta diversidad de terreros, climas y variedades, se pudieron catar seis grandes vinos blancos como el Terroja Magnum 2010 de Castellroig de la variedad 100% xarelo tan característica del Penedès, los blancos con crianza Fransola 2016 de Torres, un Petrea 2014 de Mas Comtal y un Pinoteamo 2015 de Gramona hecho con Pinot Noir, variedad no tan frecuente para hacer vinos blancos. O otros vinos reintroduciendo variedades autóctonas menos comunes como un Malvasia de Sitges 2016 de Jané Ventura o una Microvinificació de Macabeu, 2015 de las bodegas Celler Avgvstvs Forvm.
De la selección de tintos se pudieron catar un Hisenda Miret 2015 de Parés Baltà, un Reserva Martí 2009 de Albet i Noya, un Cabòries 2016 de Mas Candí hecho con variedades autóctonas del Macizo del Garraf, un Negre Franc 2011 de Pardas, un Reserva Especial 2006 de Can Feixes y un Turó de les Abelles 2014 de Finca Viladellops, vino que en la añada 2013 fue premiado con el Premi Gran Vinari d’Or, escogido e mejor vino entre 1500 catados a ciegas por sommeliers, viticultores, prescriptores y periodistas. Y para poner punto y final, se cataron dos joyas de la corona de sus respectivas bodegas. El primero fue un Vinya Le Havre 2001 Màgnum de Jean Leon y en la segunda cata un Gran Caus 2002 de Can Ràfols. Dos grandes vinos de añada que hablaron por si solos, dejando en evidencia el recorrido que puede tener un gran vino tinto del Penedès. En la edición de los premios otorgados por la Guia de Vins de Catalunya, este año Carlos Esteva, propietario de la bodega Can Ràfols dels Caus, fue premiado con el Reconocimiento por su trayectoria delante de una bodega que ha definido su trabajo con excelencia, innovación, el buen hacer y la estima por hacer grandes vinos.
Qalidès, una asociación de bodegas excepcional
Qalidès nace en el año 2004 de la unión de 14 bodegas bien diferentes de la D.O Penedès, pero todos con el objetivo común de hacer un buen trabajo con los vinos de terreros, cuidando la tierra y el medio ambiente, promoviendo e innovando en viticultura sostenible y ecológica con el entorno, con el fin de demostrar y dar a conocer el carácter y la excelencia de los vinos del Penedès, una región vitivinícola tan cercana y con tanta historia y cultura del vino que tiene ganes de reivindicarse para alcanzar el reconocimiento que se merece.
Lo que define a Qalidès como una asociación de bodegas excepcional es la diversidad de bodegas que apuestan todos por la innovación. Cada bodega ha hecho la apuesta en un aspecto diferente como es la ecología, o la biodinámica, algunos recuperando no solo variedades autóctonas si no también métodos de trabajo tradicionales. Mirando al pasado con más de 2.500 años de historia y cultura vitivinícola del Penedès y con la mente puesta en el futuro, las bodegas que forman Qalidès son pioneras en el estudio y la investigación de suelos o de métodos de producción con el mínimo impacto residual posible y todo para obtener un vino que es la máxima expresión de su territorio y de las persones que lo hacen.
“El vino es cultura, es magia, son momentos y es fiesta” explicaba Zoltan Nagy, “y durante la cata he mirado las caras de la gente y he visto que estos vinos han gustado”. “Lo más importante es que la gente, venga de donde venga, recuerde los vinos y se acerque a conocer el Penedès” añadía, “porqué al final todos hablamos el mismo idioma, que es el idioma del vino”.
Para más información sobre Qalidès: www.qalides.cat