- La prevención es fundamental para evitar la toxiinfección alimentaria
- El Instituto Silestone propone unas pautas básicas de higiene y conservación para evitar focos de infección.
Barcelona, 09 de julio de 2015.– Ha empezado el verano y con él las altas temperaturas. Estas últimas semanas estamos sufriendo varias olas de calor consecutivas, eso no solo conlleva problemas de deshidratación o agotamiento, también permite que aumente considerablemente el riesgo de contaminación alimentaria.
En esta época estival se acostumbra a estar el máximo de tiempo posible al aire libre y comer cosas sin demasiada temperatura, pero con los termómetros más elevados de los últimos años, se genera el medio idóneo para la proliferación de microorganismos con bacterias. Dichas bacterias, como la Salmonella o el E.Coli, crecen más rápidamente durante estos meses ya que necesitan calor y humedad para reproducirse.
Se pueden adquirir infecciones alimentarias al consumir alimentos que contengan la bacteria, por eso es preciso manipular la comida con seguridad, lavar bien los productos frescos como fruta y verdura, cocinar los productos crudos a altas temperaturas y evitar la leche sin pasteurizar o los preparados con huevos en crudo.
Maite Pelayo, microbióloga y portavoz técnico del Instituto Silestone destaca que «los alimentos contaminados por microorganismos y en especial bacterias, son los causantes de enfermedades de transmisión alimentaria y otras alteraciones relacionadas con la alimentación, muy especialmente en verano. Este tipo de patologías pueden causar síntomas que van desde un simple malestar de estómago hasta problemas más graves como diarrea, fiebre, vómitos, calambres abdominales y deshidratación». Los efectos varían dependiendo del microorganismo, de la dosis ingerida y del propio individuo.
Maite Pelayo afirma que «las personas que son más susceptibles de padecer este tipo de dolencias son los niños, las mujeres embarazadas, los ancianos e individuos con sistema inmunitario debilitado, de modo que hay que tener especial atención con estos colectivos.»
La prevención pasa por establecer un adecuado plan de control de peligros potenciales y unos correctos hábitos de higiene en la concina tanto en la manipulación de los alimentos cómo en la conservación de los mismos. El Insituto Silestone propone algunas medidas higiénico-sanitaras para garantizar la seguridad de los alimentos en la cocina.
La manipulación segura de los alimentos es esencial para la prevención
- Examinar el aspecto externo del producto fijándonos que en la etiqueta contenga información referente a los ingredientes, condiciones de conservación y fecha de caducidad
- No romper la cadena del frío, ya que a temperatura ambiente las bacterias se multiplican
- Separar los productos crudos de los cocinados para evitar la posible transmisión de microorganismos mediante la contaminación cruzada. No mezclar los utensilios y recipientes para alimentos crudos y cocinados
- Utilizar agua potable y lavarse las manos siempre antes de manipular los alimentos
- Limpiar los utensilios y superficies cada vez que se manipule un alimento diferente, recordando que las manos del manipulador son un utensilio más
- Cocinar la tortilla cuajando bien el huevo y consumir preferentemente de inmediato y, en caso contrario, refrigerar.
- Consumir las salsas que contengan huevo crudo de manera inmediata y prepararlas extremando las precauciones de higiene.
- Conservar en frío los alimentos fríos y bien calientes los de consumo en caliente, evitando siempre las temperaturas templadas
- Cocinar los alimentos mediante tratamientos prolongados a altas temperaturas (fritura, horno, guiso, etc.), puesto que son los métodos de higienización más eficaces
- En el caso de alimentos de consumo crudo como las ensaladas, utilizar otros sistemas de higienización, como unas gotas de desinfectante de uso alimentario en un recipiente con agua y un posterior aclarado.
- Recordar que existen productos de limpieza, encimeras, neveras e incluso interruptores que tienen propiedades bacteriostáticas que facilitan las correctas condiciones de higiene en la cocina al evitar la proliferación de microbios.
Marta Pelayo afirma que «tenemos el deber y la responsabilidad de informarnos, conocer y poner en práctica unos correctos hábitos de manipulación de los alimentos con el fin de preservar la salubridad de los productos que consumimos, por nuestra salud y la de las personas a las que se los ofrecemos. Un consumidor informado es un consumidor más protegido frente a las toxiinfecciones alimentarias.»
El verano es la época por excelencia para comer fuera, ya sea en la playa, en picnics, con fiambreras o neveritas. Sin embargo, este tipo de prácticas son un obstáculo importante para prevenir la contaminación alimentaria ya que es importante como es la mejor manera de llevar a cabo la conservación de los alimentos para evitar la intoxicación.
A pesar que más de la mitad de las toxiinfecciones alimentarias tienen lugar en el ámbito doméstico, es preciso tomar medidas de seguridad higiénica y sobretodo de conservación de los alimentos para las comidas al aire libre. Instituto Silestone aporta algunos elementos a tener en cuenta con este tipo de prácticas.
Comer al aire libre de la manera más segura
- Si se trata de una salida al campo o la playa con comida deberemos extremar las precauciones de higiene y manipulación.
- Una de las claves a la hora de planificar las comidas de la excursión será la elección de los alimentos. Evidentemente hay unos alimentos de elevado riesgo sanitario que deberemos evitar,
- Básicamente prescindiremos de todos los elaborados con huevos frescos como mahonesas por lo que se recomienda utilizar, en el caso de ser necesario, elaboraciones comerciales preferiblemente en mono dosis.
- En el caso de las tortillas, cuajar bien el huevo asegurando temperaturas de seguridad, mantenerla bien caliente hasta el consumo y si esto no es posible, enfriar y mantener fría. Las tortillas preparadas comerciales utilizan huevo pasteurizado y son más seguras.
- Para mantener el frío de los alimentos, utilizar envases isotermos de cierre hermético o bien envases de plástico tipo tarteras introducidos en una bolsa isoterma con cremallera con un acumulador de frío. Otra opción son las clásicas fiambreras con platos, las más modernas son isotermas, en las que podremos introducir los alimentos calientes como carne, salchichas o tortilla.
- Resumiendo, intentar mantener los alimentos calientes bien calientes y los fríos, bien fríos, evitando a toda costa las temperaturas templadas. Hay que tener en cuenta que es más fácil mantener los alimentos fríos que calientes porque éstos entran normalmente antes en temperaturas templadas de riesgo.
El instituto Silestone, junto a Maite Pelayo, microbióloga y portavoz técnico, aportan una serie de consejos higiénico-dietéticos con el fin de fomentar las buenas prácticas de manipulación y conservación alimentaria para garantizar así una buena salud, especialmente en los meses de verano, con olas de calor como las que azotan este año la Península Ibérica.