Al sur de Álava, entre la Sierra de Cantabria y el río Ebro, atraviesa un mar de viñedos cuyas onduladas formas se cruzan con quince municipios medievales que atestiguan la historia de la comarca.
En Semana Santa, Rioja Alavesa deja atrás el invierno para dar paso a una explosión de sensaciones y color que dan la bienvenida a la primavera. Su gran tradición cultural, las bodegas, la excelente gastronomía y la hospitalidad de su gente hacen que los pueblos que forman parte de la Ruta del Vino de Rioja Alavesa sean el destino perfecto para vivir una Semana Santa de tradición y modernidad.
El itinerario parte de su capital, Laguardia.
Situada en una atalaya en el corazón de la comarca, mantiene intacta su esencia de ciudad medieval, cuyo interior alberga un laberinto de bodegas subterráneas, y destila el aroma del tiempo en sus calles empedradas y perfil monumental. En la Iglesia de Santa María de Los Reyes, el Pórtico conserva la policromía y esplendor original. La Semana Santa se vive de forma intensa gracias a la solemnidad de sus procesiones entre las que destaca, al atardecer del Viernes Santo, el ‘Desenclave’ del Cristo de la Cruz, en la que cofrades cubiertos por túnicas negras descienden una talla articulada de Cristo para introducirlo en el Sepulcro.
Al sur, en Lapuebla de Labarca:
Villa a las orillas del Ebro y rodeada de viñedos, la tradición manda representar la ‘Quema del Judas’ en Domingo de Resurrección, en la que para purificar las fiestas y dar comienzo a la época de cosecha, se procede a quemar figuras de papel y cartón policromadas que simbolizan los malos espíritus. Sus calles, edificios y bodegas, excavadas en un montículo ubicado en el barrio de Las Cuevas, hacen de su visita un paseo enoturístico de gran riqueza. Las fiestas y procesiones también copan las parroquias, calles e iglesias de los municipios del este de Rioja Alavesa. Así, Elvillar, Kripan, Lanciego, Yécora, Labraza, Barriobusto, Moreda y Oyón, engalanan sus calles para abrazar la tradición, presente en cada una de las piedras que marcan su pasado.
Al oeste en Samaniego: Merece la pena visitar la Iglesia de la Adoración, antigua fortaleza militar que cuenta con un Pórtico barroco y un retablo de estilo churrigueresco de gran riqueza ornamental. A las afueras del pueblo, el Palacio de Samaniego se alza, solemne, sobre las vides y bodegas que rodean una zona en la que se yergue la ermita de la Virgen del Valle. Durante la festividad, comparte la tradición de la ‘Quema del Judas’ de fuerte arraigo en la región. En Elciego, el Domingo de Ramos los niños salen a la calle portando ramas de olivos con golosinas, mientras que las autoridades llevan las ramas de palma, que más tarde adornarán los balcones de la villa. Durante el Jueves y Viernes Santos, numerosas procesiones, como la de ‘Los Lobos’, sacan a La Dolorosa, El Tumbado, El Nazareno o El Santo Cristo.
En Baños de Ebro, Navaridas, Leza, Páganos y Villabuena de Álava
también se puede disfrutar de los desfiles procesionales y la ‘Quema del Judas’, así como de los innumerables encantos que atesoran sus municipios en forma de vid, cultura e historia.
Al noroeste en las faldas de la Sierra de Toloño:
Labastida, de corte señorial y reconocida desde la lejanía por las murallas, los arcos o la ermita del Santo Cristo, con aire de fortaleza, posee un casco medieval con numerosas casas señoriales, palacetes e Iglesias de extraordinaria belleza que en Semana Santa rebosan tradición. Al norte, en Salinillas de Buradón, arropada por sus murallas en perfecto estado y las dos puertas que dan acceso al casco histórico, es famosa por la celebración del Vía Crucis el Viernes Santo.
La Ruta del Vino de Rioja Alavesa ofrece también naturaleza, deportes al aire libre, turismo enológico y como es menester de la tierra, una gastronomía excelente en perfecto maridaje con unos vinos de reconocido prestigio internacional. Así, visitar Rioja Alavesa es degustar sus platos típicos como son los pimientos rellenos, las chuletillas al sarmiento, el bacalao, los elaborados Pintxos, sus postres o la enorme variedad de setas, verduras y platos recuperados de recetas medievales.
La experiencia continúa con las visitas a sus viñas y bodegas, tónica dominante del paisaje de Rioja Alavesa. Engloba bodegas tradicionales, de marcado legado histórico, subterráneas y de diseño, con la firma de algunos de los arquitectos más importantes del mundo, y que hacen de la zona un lugar de perfecta conjunción entre los contrastes que dibujan la modernidad y la historia.
Su completa oferta de alojamientos y restaurantes, la facilidad de acceso entre los municipios, la riqueza del vino y las numerosas fiestas populares hacen de la Ruta del Vino de Rioja Alavesa un destino idóneo para disfrutar de una Semana Santa marcada por el acervo de la tierra y la extraordinaria riqueza del entorno.
Una Ruta que representa a 15 municipios
(Baños de Ebro, Kripan, Elciego, Elvillar, Labastida, Laguardia, Lanciego, Lapuebla de Labarca, Leza, Moreda de Álava, Navaridas, Oyón, Samaniego, Villabuena de Álava y Yécora), cuatro Juntas Administrativas (Barriobusto, Labraza, Páganos y Salinillas de Buradón) y empresas del sector turístico y enológico que forman un total de 106 asociados, tradicionalmente vinculados a la cultura del vino, y que conservan el encanto de las villas medievales levantadas entre viñedos y atesoran un vasto patrimonio natural, turísticos, arqueológico y artístico.