Ejemplo de terraza eficaz, sencilla en su presentación, cómoda y práctica en su conjunto, es una oferta muy válida para pasar la canícula en la ciudad, en un lugar céntrico, tranquilo que se puede convertir en un lugar privilegiado con encanto de Barcelona. El Hotel Gallery tiene muchos espacios únicos, dentro de su edificio, que le confieren un aire cosmopolita, diferente al resto de hoteles de cuatro estrellas que existen en el centro de la urbe y uno de los pocos que parece crecer en su estrellato por su confort y servicio.
Este verano, el terrado de toda la vida, se ha convertido en un lugar estratégico del hotel: La terraza con el nombre de THE TOP.
Piscina, bar, grill, sauna, baños cercanos y muy confortable mobiliario para tomar desde un sencillo refresco a un coctel, pasando por una lista de vinos blancos, cavas y “champagne” muy adecuados para mitigar el calor. La oferta de ginebras para mezclar con el agua tónica es aceptable y está en consonancia con las apetencias de lo que pide actualmente los clientes para alargar las tertulias noctámbulas y refrescarse por dentro y por fuera con la mirada puesta en los montículos cercanos al Tibidabo y los tejados de algunos edificios clásicos de la Diagonal con Paseo de Gracia , observados con otras vistas observadas cotidianamente.
Cómo sobrellevar el calor en la gran ciudad
Es una escapada perfecta para sobrellevar el calor y disfrutar de un almuerzo o cena apetitosa.
La carta de platos ofrece una variedad de ensaladas como la de lentejas frías o pasta italiana con salmón, sin olvidar la clásica ensaladilla rusa o la terrina de patés con mermeladas de tomate, mango o higos, y una mención especial para las brochetas – de tan buenas no se las puede rebajar a pinchos- muy variadas : una de pulpo y setas, otra de zamburiñas y papada de cerdo, la de solomillo con escalonias sensacional sin olvidar el estupendo entrecote al grill con unas patatas con piel fritas a gajos nada aceitosas que rematan la fiesta para todo comensal.
Huevos fritos con jamón, tortillas de patatas servidas en sartén y un buen surtido de postres con la sorpresa chocolatera metida en una lata.
Ofertas culinarias basadas en la buena dirección del jefe de cocina, Miguel A. García, profesional que conozco personalmente desde sus años mozos. Hombre discreto y prudente, amable y atento por las difíciles andaduras en los fogones para adquirir lo bueno de todos los maestros de los que ha aprendido con suficiencia notable. La otra dirección, la del hotel en general, llevada con mimo y marcando su impronta personal la de Norma Gallofré, que marca las pautas y las exigencias que la modernidad exige en un hotel que se distingue entre los distinguidos.