La repostería es un arte culinario, complejo y delicado, con personalidad propia. Es el último alimento que compone un menú, pero el que más se recuerda. Un menú es completo si el postre consigue que el comer se convierta en una experiencia… casi religiosa. Y si de dulces estamos hablando, hay una marca que es el referente de la gastronomía dulce en la ciudad condal. Sirvent Barcelona abrió sus puertas el pasado mes de Octubre como un local ‘multigastronómico con encanto’. En pleno centro de la ciudad (Ronda Sant Pau, 67), se nos abre un nuevo concepto de heladería. Un espacio singular donde poder degustar y compartir las creaciones de los hermanos Sirvent y disfrutar de la experiencia gastronómica más dulce elaborada por la maestra pastelera, Mariona Martín, junto a su ya famoso croisant de tiramisú o el Sirvent, relleno de auténtica crema de Jijona.
Entre su oferta más exclusiva, los helados, la horchata, los turrones, el granizado, las tartas y los smoothies. Pero también es un Gastrobar, una cafetería singular y un obrador. Todos sus productos de pastelería, todos, absolutamente todos, son imaginados, amasados, controlados, supervisados y servidos por un equipo de jóvenes profesionales e innovadores bajo la atenta mirada de Mariona Martín, la maestra pastelera. Con una imagen moderna y encantadora, se oculta una genio, que estudió en la Escuela de Hostelería Hofmann, donde estuvo trabajando durante tres años, aunque su formación es la de arquitectura de interiores. De alguna manera, ella construye deliciosos bocados aunque en lugar de utilizar la escuadra y el compás, lo hace con la manga pastelera.
La barra, el centro de experiencia gastronómica
Todos los visitantes que acudan a Sirvent Barcelona podrán ver in situ cómo se elaboran los brownies, cupcakes, muffin, cookies, croisant, fartons, napolitanas y los postres y tartas más suculentos que nos comeremos, bien sentados en las mesas o en la extensa barra, donde podremos disfrutar de las vistas a la cocina.
La distribución de Sirvent Barcelona tiene como punto central su gran barra, que literalmente da la vuelta al local y une las dos entradas de la fachada. El local se organiza entorno a la barra, y por supuesto al cliente, que recorriendo la barra, se convierte en el centro de esta experiencia gastronómica casi de 360 grados.
Como es tendencia en casi todos los grandes restaurantes del mundo, ya no hay muros entre comedor y cocina. Todo se ve. Todo es transparente. Y en Sirvent Barcelona ésta es una de sus señas de identidad, junto a la luz -para dar un ambiente cálido- y los acabados, combinando colores blancos rotos, marrones, negros y chocolates.