La gastronomía irlandesa está repleta de excelentes productos, entre los que destacan el salmón, las ostras, el rodaballo y la langosta. Sus platos más conocidos son el stout, el coddle o el guiso irlandés. amén de algunos vinos, completan un excelente menú para quien gusta de la buena mesa.
También podemos encontrar un gran número y variedad de platos y restaurantes en la mayoría de sus ciudades, como es el caso de su capital Dublín, que ofrecen la posibilidad de probar otras comidas más exóticas, provenientes de lejanos lugares como Japón, India, Líbano o Tailandia. Sin embargo, lo que nos interesa en estos momentos es la cocina popular irlandesa por lo que vamos a centrarnos algo más en ella.
Cuando uno llega por primera vez a Irlanda, ya sea en avión, barco o coche, el principal gustazo se lo lleva la propia vista. Durante toda nuestra estancia en este país, este sentido va a estar en continua alerta. Pero ojo, que no será el único. El gusto también va a cobrar su protagonismo desde ese primer día, sea a la hora que sea. Si es por la mañana, un copioso desayuno nos infundirá energía durante algunas horas. No olvidemos que a los irlandeses les atrae mucho un buen desayuno (café o té, zumos, pan con mantequilla, pastel de patata, pudín, huevos fritos, salchichas y tomate cocido) una serie de alimentos más que suficientes para arrancar las primeras horas del día. Llegado el medio día, una buena comida nos ayudará a asimilar lo hecho por la mañana. Y por la noche una relajante cena será una excusa más que seductoras para dejarse llevar por la variada y tentadora oferta gastronómica de este país.
Si hay algo que no falta en los pueblos y ciudades de Irlanda son los pubs.
Bueyes de mar | Puesto de fresas |
Restaurante en el centro | Ensalada Irlandesa |
Algunos son lugares habituales de reunión llenos de historia, como Kehoe’s, The Long Hall, Neary’s, Ryans o Doheny and Nesbitt’s, sobre todo en Dublín. En todos ellos se sirve la popular cerveza negra Guinness, cuya fábrica puede uno visitar ya que está situada en el número 8 de St. James’s Gate, muy cerca del centro de la capital, y que lleva en funcionamiento desde que Arthur Guinness la comprara en 1759. La visita termina en el Gravity Bar, donde se podemos probar una pinta de esa bebida negra nacional irlandesa acompañada de alguno de los platos típicos de estos establecimientos, al tiempo que disfrutamos de las vistas de la ciudad a través de un gran ventanal que hay en ese concurrido local. Y es que, después del paseo y la cultura, toca la Guinness, aunque a ciertas horas el “whiskey” irlandés Jameson podría tomar el relevo para remojarnos el gaznate.
Pero volviendo al tema principal, es decir a la gastronomía, quisiera recordar que algunos platos irlandeses se basan principalmente en pequeños manjares, como es el caso de las ostras, el cordero, los diferentes pescados del mar y río, los quesos, las tartas de frutas… pues en Irlanda hay un sinfín de opciones que, la verdad, cuesta zafarse de tanta exquisitez. Todo dependerá de lo que le apetezca a uno.
Esta oferta se agranda a medida que llega la hora de comer, es decir el lunch. Aquí ya se puede ver por las calles la gran variedad de menús anunciados en las pizarras de los distintos restaurantes y pubs que podemos elegir: Ostras de Galway, gambas dublinesas, las típicas bombas de patata con queso, el jamón asado al horno de Limerick, el faisán con castañas, la morcilla negra rellena de col, los mejillones, el rodaballo, el bacalao o los caracoles, entre otras especialidades. Probablemente la boca ya se nos habrá hecho agua en este momento. Pero vamos a esperar un poco que todavía hay que hablar de algunas de las estrellas de la gastronomía irlandesa.
Ya hemos mencionado una serie de platos y especialidades que son características de todo Irlanda.
Hay otros que también merecen la pena recordar, como es el caso del Colcannon, una mezcla de patatas con berza; o la Mussel soup, una sopa elaborada con mejillones frescos en una crema de pescado aderezada con verduras; o el Irish Stew, un estofado hecho con carne de cordero, patatas, cebolla y perejil… Y, si todavía nos queda un pequeño hueco en el estómago, pidamos un postre.
Lo más recomendable son sus tartas de frutas. Si uno se pregunta cómo se puede digerir todo esto, la respuesta está clara. Una buena cerveza negra Guinness o una Murphy, harán que nuestra digestión sea más liviana. Y para la sobremesa un Whiskey irlandés, o lo que nada gusta a los propios oriundos, un café irlandés “Irish cofee”, o el Mousse Irish Mist, un licor típico de la isla, entre otras exquisiteces.
Siempre será un buen momento para visitar la gran isla esmeralda. Pero hay algunas fechas que lo son aun mejor, como sería a mediados de septiembre, cuando se festeja el “West Cork Food Festival”; o en ese mismo mes, a finales, el Festival de las “Ostras de Galway”. Durante el mes de octubre resalta el “Festival Gastronómico de Kinsale”; y a primeros de noviembre tiene lugar la “Feria Gastronómica de Listowel”.
Como podemos ver existe en Irlanda un suculento panorama de visitas relacionadas con el mundo de la gastronomía.
Y, para cualquier sugerencia o duda siempre podremos acudir a:
- la Oficina de Turismo de Irlanda + 34 917456420
- o en www.turismodeirlanda.com
- o también mirar en la página web www.goodfoodireland.ie, donde seguro que obtendremos mucha más información al respecto.
Algunos Datos de Interés
Para volar a Dublín desde Madrid, Barcelona o Málaga existen varias compañías aéreas que llegan a diferentes ciudades irlandesas:
- como Air Lingus www.aerlingus.com
- Ryanair www.ryanair.com
- Iberia www.iberia.es
- La compañía Easyjet también vuela desde Barcelona a Belfast www.easyjet.com