La Canonja. 110 hectáreas de olivar y 6.500 m2 de jardines. Un restaurante. Un hotel boutique. La Boella, una masía catalana del siglo XII transformada para albergar los paladares más exquisitos. A escasos 10 minutos de Tarragona y a una hora de Barcelona, con conexión directa por autopista, este paraje se abre ante nosotros como una auténtico vergel de produtos kilómetro cero, una almazara donde se elabora el aceite de oliva virgen extra La Boella, una bodega en la que se elaboran vinos de la DO Tarragona y una vinoteca donde se pueden adquirir más de 200 referencias vitivinícolas de todo el mundo.
Pero a La Boella hay que ir para disfrutar, relajarse y aprender. ¿Quién dijo que el lujo es estar tumbado en una butaca sin hacer nada? El lujo es saber apreciar lo bueno e intenso de las cosas que te rodean. Y en La Boella, de bueno e intenso hay mucho.
Comencemos por los calçots y la restauración. Yo diría (sin ánimo de que se enfade la gerencia de La Boella), que practican el calçoturismo, una variedad de turismo en la que el producto estrella es, cómo no, esta cebolleta tierna y blanca por dentro, que hace las delicias de aquellos que disfrutan con su sabor. Exacto. El calçot.
A partir de febrero, ya se pueden comer calçots. Es la temporada, aunque también se pueden encontrar antes. Pero el verdadero sabor del calçot se alcanza a partir de febrero. Y en La Boella tiene un gusto y sabor especial. A lo mejor porque los preparan al estilo tradicional, consevando su ligero sabor dulce y aprovechando sus propiedades nutritivas y diuréticas sobre una brasa de sarmiento, o a lo mejor porque conservan el ritual del babero para evitar mancharnos cuando mojamos el calçot en la salsa romesco, o también porque los calçots se comen en los jardines, al aire libre que es como la comida sabe mejor. Lo cierto, es que algo tienen de especial los calçots de La Boella que no puedes dejar de comerlos. Por supuesto, comerlos sobre teja es imprescindible y si se acompaña de un aperitivo seleccionado para la ocasión, compuesto de olivas arbequinas de la propia finca, dados de queso del Valle de Ribes, fuet y pan con tomate, estaríamos hablando (si se tratase de vino) de un cupage excelente.
Pero los calçots no se comen solos. Entramos en los elegantes salones de La Boella y allí nos espera la parrillada de carne. Butifarra y morcilla de Perol, costillitas de cordero, panceta ibérica, patatas y alcachofas de Prades «al caliu» y el clásico salteado de judías blancas. ¡¡¡Alguien puede resistirse!!!
El menú «calçotero» se completa con prepostre, postre, vinos y cava. Y todo ello por 45€ (para los niños de 2 a 12 años, el precio es de 10€).
Hay que felicitar al chef del restaurante, Manu Ramírez, que junto al calçot ha convertido al restaurante de La Boella en uno de los referentes gastronómicos de la Costa Daurada, y por extesión, de Cataluña. Su secreto: el entorno. Productos kilómetro cero y un aceite premium de máxima calidad: La Boella.
Oleoturismo. Una escapada a escasos kilometros de Barcelona para saborear uno de los mejores AOVE del momento: La Boella. La almazara El Molí La Boella se edifica sobre bases prerromáticas. La tierra que conforma el entorno de la finca se dedicia al cultivo de la viña y la aceituna desde hace más de 800 años. Las principales variedades cultivadas son tres: arbequina -variedad característica de la zona, con una entrada dulce en boca y picante en el cuello-; arbosana – procedente del Arboç y muy parecida visualmente a la arbequina, es también dulce en boca pero menos picante en cuello y algo amarga-, y finalmente la variedad koreneiki -originaria de Grecia, es menos dulce, más amarga y picante que las dos variedades anteriores-. Con estas tres variedades de aceite realizan un aceite muy apreciado: La Boella Arbequina; La Boella Arbosana y La Boella Koroneiki. Y con las tres variedades, La Boella Premium, la estrella de la casa, un aceite premiado por el Ministerio de Medio Ambiente.
Una jornada en La Boella y, no seréis expertos aceiteros, pero sí saldréis con las pautas para diferenciar los aceites: qué es virgen extra, por qué el color del aceite no defini su calidad, por qué es importante que la luz no toque el aceite… En definitiva, información para que a la hora de comprar, sepamos qué elegimos.
Hotel La Boella. ¿Qué sería de un ambiente tan exclusivo sin un excelente hote? La Boella cumple los requisitos de un centro turístico al más alto nivel: naturaleza, gastronomía y relax. Concebido como un hotel boutique, sus 13 suites llevan los nombres de 13 variedades de aceituna. Entre todas las estancias, destacamos la Suite Deluxe Arbequina, con una espectacular terraza para poder disfrutar del clima mediterráneo.
Todo ello, gastronomía y relax, se riega con actividades al aire libre, de ocio y entretenimiento, degustaciones de quesos y aceites, cursos de catas de vinos, jornadas de maridaje y talleres de cocina.
La Boella, hotel – restaurante
Autovía de Tarragona – Reus (T11). Salida 12
La Canonja (Tarragona)
977 77 15 15
info@laboella.com