Inspirado en las montañas de Prades, ha obtenido medalla de oro en el certamen Chardonnay du Monde 2016.
Vilafranca del Penedès, 30 de septiembre de 2016. La familia Torres lanza Sons de Prades, el nuevo vino 100% chardonnay elaborado con las viñas de Milmanda, una de las fincas más preciadas de su patrimonio, en la Conca de Barberà, y cuna del laureado vino del mismo nombre. Es el segundo vino de Milmanda, que se estrena con la añada 2014 y sale al mercado avalado por el certamen internacional Chardonnay du Monde 2016, que le ha otorgado la Medalla de Oro.
Miguel Torres Maczassek, director general de Bodegas Torres y quinta generación, y el director de viticultura Xavier Sort, han presentado el vino a los medios de comunicación, en un acto celebrado en el Castillo de Milmanda, que ha contado con la participación de la presidenta de la DO Conca de Barberà, Mariona Rendé. El acto también ha consistido en una visita previa a la localidad de Prades para descubrir la belleza de las montañas a las que cede su nombre, de la mano de su alcaldesa Lídia Bargas.
Por la privilegiada ubicación de la finca de Milmanda a los pies de las montañas de Prades, que moderan la influencia del mar resultando en un clima mediterráneo con cierta tendencia continental, la variedad chardonnay se desarrolla aquí de manera extraordinaria, dando origen a vinos blancos aromáticos de gran calidad. También influye el tipo de suelos, que son profundos y de texturas finas, con contenido importante en carbonato cálcico.
La cuidada selección de las uvas, una fermentación parcial en barrica y posterior fermentación maloláctica y una crianza en barricas nuevas de roble francés durante 6 meses y otros 6 meses en botella, completan el proceso de elaboración de Sons de Prades, elegante y sensual, cuya pequeña producción se destina principalmente a la restauración y tienda especializada.
La añada 2014 estuvo marcada por temperaturas más frías de lo habitual, alargando el período de maduración y produciendo vinos frescos y aromáticos; los meses de julio y agosto fueron fríos mientras que en septiembre aumentaron ligeramente las temperaturas.
Inspirado en las montañas de Prades
El nombre Sons de Prades (“Sonidos de Prades”) hace referencia a la sierra que se divisa desde el Castillo de Milmanda y evoca el mágico encanto de esta tierra legendaria, silenciosa, perfumada con los aromas de romero, tomillo o enebro, tan propios del Mediterráneo. Un territorio de gran valor paisajístico, histórico y cultural, declarado Espacio de Interés Natural por la Generalitat de Catalunya que alberga, a su vez, el Paraje Natural de interés nacional de la valle del Monasterio de Santa Maria de Poblet. La pequeña población de Prades, conocida como la “villa roja” por el color de sus rocas y suelos de arenisca roja, da nombre a este conjunto de montañas prelitorales, que hacen de partición comarcal entre el Camp de Tarragona, la Conca de Barberà y el Priorat.
En la etiqueta del nuevo vino de Bodegas Torres se ha plasmado, con un dibujo de trazos delicados, la imagen bucólica de las viñas de Milmanda que rodean el castillo, con el Monasterio de Poblet y las montañas de Prades en el horizonte. También incluye la réplica del escudo que corona la puerta principal del castillo, perteneciente a Ponç de Copons, quien fue abad de Poblet e impulsó, en el siglo XIV, la construcción de la torre de defensa de Milmanda, entonces propiedad del monasterio.
Una tierra consagrada al vino
El Castillo de Milmanda se asienta en una tierra privilegiada, con una historia vitivinícola que se remonta a la época de los romanos. Perteneció a la Orden del Císter, originaria de la Côte d’Or, en la Borgoña, cuna de la chardonnay, y, desde 1174, se incorporó a las posesiones del Monasterio de Poblet, cuyos monjes retomaron el cultivo de la vid. La familia Torres adquirió la fortificación y los terrenos colindantes en 1979, emprendiendo una minuciosa restauración de todo el conjunto. La finca cuenta actualmente con 75 hectáreas de viñedo dentro de la denominación de origen Conca de Barberà. Las condiciones naturales, con una orografía modulada por las montañas de Prades, y la larga tradición vitivinícola, hacen de esta zona un lugar idóneo para el cultivo de la vid.