Espai Kru desafía la realidad y trata de despedazarla, de averiguar lo que hay impenetrable y oculto en la esencia de la gastronomía en aquello ancestral. No sabes si escoger el cielo o el infierno aunque en este caso las tentaciones viven arriba. Esa es la ilusión de la «irrealidad», un steak tartar de carne ¿o es tomate italiano?, reflexiones entre los comensales, opiniones distintas, surrealismo entre el fuego que no existe.
Espai kru es un realismo mágico en el que no hay dobles sentidos sino contrastes bien definidos. Se trata de una historia de dualidades. Cocinar es como hacer el amor: no te preocupes por el orgasmo, preocúpate por el proceso; aunque no haya fuego el orgasmo está garantizado, el que busca la verdad allí tiene el riesgo de encontrarla en lo esencial.
Cocinar requiere de habilidades como la paciencia y la perfección, y las dos se cumplen en un espacio moderno y singular donde parece que la cocina te transporte a la era espacial, cuando la realidad es que existe un regreso al pasado, al origen.
Nos encontramos buceando bajo el mar en el espacio de arriba, es como bucear en la superficie de un océano inmenso donde lo «krudo» se funde con el origen de la conservación. Es imposible el concepto de naufragar, recorrer el mundo desde las regiones mas frías hasta las costas calientes, es una tormenta perfecta en medio del océano.
Las ostras francesas con salsa ponzu y huevas de salmón, son como un beso en la mejilla lo más cerca posible de los labios, deseando permanecer a su lado eternamente para preservar su gusto, su olor… pero la tensión se afloja poco a poco y el beso profundo llega con la viera kru. El ardor de ese beso no nos abandona, noche tras noche permanece como un fantasma oculto.
La alegría de ese encuentro en un restaurante amigable nos transporta levitando por la calle y nos impulsa a reír sin una causa aparente. Gracias Juan Carlos por esta experiencia, Barcelona necesita bucear en su mar profundo y cubrirla de una realidad inigualable.
espaikru.com
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